domingo, 19 de febrero de 2017

CASTILLO DE ARGAVIESO - HUESCA


 La villa de Argavieso y su castillo fueron cristianos tras la conquista de Huesca a los musulmanes. Lo que debió ser el castillo fue transformado en residencia palaciega fortificada por los numerosos propietarios que tuvo, entre los que se contaron los agustinos de Montearagón, la Orden del Hospital, la familia Moncayo, los Gurrea, etc.


 Se trata de un palacio fortificado del que una de sus partes situada en un extremo, ha sido habilitada como vivienda. Su planta es asimilable a un trapecio, de 32 por 13 metros aproximadamente y está constuido con sillares. El palacio se alza sobre un podio reforzado también con sillares, que bien pueda ser restos del antiguo castillo, aunque también sea de cuando se reformó el palacio, a partir del siglo XIV.


El castillo palacio fue construido en varias fases, y sus orígenes se remontan al siglo X. Fue reformado en el siglo XVI construyéndose en el centro del palacio un patio renacentista. Fue reconquistado en los últimos años del siglo XI por Pedro I de Aragón. En 1097 era propiedad de Fortín del Vall, pasando años después a manos de los agustinos de Montearagón y después a la Orden de San Juan de Jerusalén. En el siglo XV pasó a una rama segunda de los Gurrea, los Argavieso.  Más tarde, este castillo ya convertido en palacio, pasaría a la familia Moncayo por vía matrimonial, señores y después marqueses de Coscojuela de Fantova, unidos años después por matrimonio con los Altarriba, y con los condes de Fuentes


 Se alza sobre un podio reforzado también con sillares, visibles en su flanco norte, dispuesto por paños ataludados de sillería donde se observa una puerta en arco semicircular con salida al campo. Es una construcción de grandes dimensiones, de sillar, de planta de trapecio irregular, con unos lados que oscilan entre los 30 y 15 metros, pero con una altura regular de unos 20 metros. En uno de los lados se alzan dos torres acusadas en planta y alzado. Entre ambas torres está la puerta de ingreso, apuntada y con el blasón familiar, los dos lobos de los Gurrea. En el centro del palacio hay un patio renacentista.



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